Todos somos emprendedores.

En una clase que trató sobre las características de un emprendedor se mencionaron en resumen las siguientes:

• Pasión por emprender
• Es tenaz pero flexible
• Está comprometido con sus metas
• Utiliza la lógica y la intuición para desarrollar planes, es estratega
• Es ambicioso
• Es empático
• Su filosofía es de “Ganar ganar”

Durante la plática también se mencionó que un emprendedor necesita de tener voluntad, pero de acuerdo con la definición que proporciona la Real Academia Española (RAE) en su vigésima segunda edición, la voluntad es el acto con que la potencia volitiva admite o rehúye una cosa, queriéndola, o aborreciéndola y repugnándola. También es intención, ánimo o resolución de hacer algo y entre otras definiciones menciona que es la gana o deseo de hacer algo.

Entonces, ¿un emprendedor requiere de sólo querer y/o desear obtener algo?

No; por ejemplo si una persona tiene voluntad de desplazarse de un punto A y llegar a un punto B el acto de querer o desear no le es suficiente para lograr con éxito su objetivo.

¿Las cosas cambian si la persona, además de tener voluntad, tiene disposición?

Sin duda; la RAE define el concepto, en el sentido que busco, como el medio que se emplea para ejecutar un propósito, o para evitar o atenuar un mal.

Regresemos al ejemplo anterior, si la persona posicionada en el punto A se dispone alcanzar el punto B, como consecuencia de su disposición, buscará y ejecutará las acciones necesarias para cumplir con su objetivo y lograrlo.

En conclusión, para que un emprendedor sea exitoso no sólo debe tener voluntad, debe enfatizar en su disposición para obtener lo que busca. No sólo hago referencia a emprendedores como Carlos Slim, Bill Gates o el recién fallecido Steve Jobs. Todos somos emprendedores, si así lo disponemos.

La razón es la solución a todos los problemas. Saber pensar, para saber hacer.